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¿El Fin del Rave?

¿El Fin del Rave?

David Gómez

Sociólogo Investigador

Cuando me invitaron a escribir un pequeño artículo sobre la fiesta electrónica sentí alegría y entusiasmo pues es un tema que he investigado antes, pero también sentí algo de inquietud. Una cosa es escribir para un circuito académico y otra para un público más amplio y diverso que se va a encontrar estas palabras en una pantalla, un lugar donde la atención es escasa ¿Qué podía ofrecerle entonces a ese público interesado en fiesta, drogas, arte, cultura electrónica, desarrollo personal y sociedad?

Decidí que sería valioso comentar sobre algunos cambios que la fiesta electrónica underground ha experimentado en Colombia[1] y dar algunas luces sobre qué significan esos cambios.

Primero contexto. En el periodo que estuve investigando los raves (2010-2015) identifiqué unas características podrían resumirse en:

  • El rave se trata de la creación intencional de un “mundo paralelo” donde existe una clara separación con la vida cotidiana. Esto se logra a través de la combinación armónica entre música, luces, imagen y la energía de la gente.
  • En este “estado peculiar del mundo”, el cuerpo y la conexión con los demás son centrales. El consumo de drogas facilita una metamorfosis en la que se experimenta una unidad entre cuerpo, mente y espíritu. La disposición de los participantes permite difuminar las diferencias individuales y generar una fusión social.
  • Esta experiencia colectiva permite una conexión más profunda con uno mismo y con los otros. Esta conexión era el anhelo más profundo que tenían los asistentes a las fiestas.

Durante este periodo la gente se enteraba de las fiestas por Facebook, o porque vio un afiche pegado en un lugar o por el voz a voz.  No había Instagram, mucho menos tick-tock, WhatsApp apenas estaba empezando. Muchas personas tenían smartphone, pero también era frecuente ver personas con un celular básico sin acceso a Redes Sociales. Santos era presidente, Petro estaba de alcalde de Bogotá.

La opción “evento” de Facebook era clave. Allí aparecía el flyer, el nombre del evento. Luego había una descripción larga del evento. Aparecían unos botones de “Asistiré”, “No asistiré”, “Tal vez asista”. Y por supuesto se podía visualizar cuántas personas y quiénes ponían estas opciones.

Esa descripción era como la sinopsis de una película que estaba por verse (era común el lenguaje metafórico; máquinas industriales, viaje tridimensional, extraterrestres, mundo paralelo, selva, etc). Muchos organizadores acostumbraban a poner las reglas del juego allí. Qué comportamientos no se aceptaban (armas, violencia, etc.) y cuáles esperaban de los asistentes (respeto, recoger basuras, etc.).

El evento de Facebook tenía un muro (como el de un perfil). Allí las personas escribían lo que les daba la gana. “faltan 4 días para el deskontrol”, “busco parche para ir”, “vendo boletas”, otros subían fotos de la pinta que se iban a poner, etc.

Después del evento la gente seguía publicando en este muro; comentarios sobre cómo les pareció el evento tipo “gracias por todo”, “una tarde una noche y un amanecer lleno de buena vibra y energía”, “muy malo el sonido” y no faltaba el Romeo “Chica de chaqueta roja con camiseta de Misfits con la que bailé, olvidé pedirte el número, si ves esto escríbeme”.

Cada fiesta era única, por supuesto, pero en términos generales se veía gente de muchos estilos, aspectos y edades. Los cuerpos de las personas se movían sin restricciones, algunos gomosos grababan con su celular para tener el recuerdo y mostrar la grabación a sus amigos. No necesariamente la grabación se subía a redes sociales.  Otras personas chateaban para coordinar el encuentro con amigos estaba por llegar. Mucha gente bajo los efectos de psicoactivos. Había más licor, marihuana y cigarrillo que ahora. Muy de vez en cuando, alguna pelea que terminaba rápido porque todos la rechazaban. Era común hacer amigos nuevos. La conexión se sentía, había un acercamiento orgánico, los cuerpos se movían poco a poco como si flotaran en el mar hasta que terminaban por encontrarse. También era posible encontrar un amor de una noche… a veces de un poco más.

Si te encontrabas con una mirada que te enamoraba y las condiciones lo permitían, podrías acercarte a bailar… e incluso un poco más. Una chica podía acercarse a un chico, sonreírle y regalarle un bombom. Y la policía. Claro, siempre estaba presente el riesgo de que llegara la policía a acabar la fiesta, y no pocas veces lo lograban.

Teniendo claro ese panorama, entremos en materia. ¿Qué cambios han ocurrido desde aquel momento hasta ahora? ¿y qué significan esos cambios?

1-Mayor penetración de los smartphones en la fiesta:  No hay mucho qué contextualizar acá. Todos lo sabemos. Hoy casi todos usamos el celular en algún momento de la fiesta; para terminar conversaciones pendientes, para abrir nuevas. Para scrollear un poco, por simple costumbre. Muchos graban la fiesta, el estalle del Dj, toman fotos, hacen lives y suben todo esto de inmediato a redes, no sin antes agregar un comentario o hashtag, poner un filtro, editar un poquito. Los más ansiosos van revisando quién mira, comenta y reacciona a cada una de sus publicaciones.

El valor especial que ofrece un rave radica en que es un entorno diseñado para que todos los elementos confluyan y generen una atmósfera en la que se pueda experimentar la propia existencia y la de los otros de una manera más intensa y significativa. La frecuencia con la que estamos usando el celular en la fiesta representa una interrupción a la fluidez necesaria para entregarse a esta atmósfera, esto dificulta la posibilidad de dejarnos llevar por la propuesta musical hasta las últimas consecuencias.

Otro efecto de esta saturación de celulares en la fiesta es la restricción de la libertad. Consciente o inconscientemente, sabemos que cada cámara representa la posibilidad de que alguien más nos vea en otro lugar y en otro momento. Representa la posibilidad de hacernos virales por algún comportamiento digno de rechazo o burla. Esta situación tiene efectos en la conducta.

Hoy la fiesta electrónica atraviesa el periodo más vigilado de su historia. Esta vigilancia no es como la típica que ejercen las autoridades; se manifiesta de manera sutil a través de fotos y grabaciones en las que posamos, exponiéndonos sin darnos cuenta. Por ejemplo, cuando compartimos ‘lives’ en redes sociales, estamos mostrando momentos que pueden ser vistos por muchos, lo que a menudo cambia la forma en que nos comportamos y puede generar inseguridad en algunos.

2-Menos erotismo: La fiesta es una forma de entrenar los sentidos y la propia mente para el placer, el juego, la aventura y el misterio. Por supuesto la fiesta puede ser muchas cosas más. Lo especial de la fiesta underground es que ofrece el entorno perfecto para dicho entrenamiento. Creo que esta característica se debe a la formula: Espacio + silencio + obscuridad + diversidad.

ESPACIO (La distribución del espacio, con pocas sillas y mesas, permite recorrerlo sin apegos a algo llamado “mi mesa”) + SILENCIO (En un rave no se va a conversar ni a cantar; la voz da paso a la escucha de la música) + OSCURIDAD (La función de las luces es darle volumen a la oscuridad. Esta estimula el anonimato) + DIVERSIDAD (La presencia de personas diferentes, con las que uno jamás compartiría un espacio si no fuera por la fiesta, es algo que estimula la sensación de novedad y la curiosidad que lleva a preguntarse por el otro).

Por supuesto, cuando hablo de erotismo no me refiero exclusivamente a lo sexual. En su sentido más original, el eros tiene que ver con ese impulso vital que busca la unión y la plenitud no sólo a través de lo físico, sino del deseo de encontrar lo bello, lo bueno y lo trascendental. Implica un salto hacia el abismo del otro (Naugle, 2003).

La disminución del erotismo en el rave puede deberse a tres motivos. Por un lado, la presencia de una generación de nativos digitales que nacieron y se criaron en tiempos de virtualidad y no ha tenido que desarrollar tantas habilidades sociales; esto hace que las probabilidades de que haya interacciones significativas entre desconocidos sea menor. Por otro lado, la visibilización, y, sobre todo, la hiper-visibilización de la violencia sexual hacia la mujer, ha tenido como efecto colateral la estigmatización hacia los varones. Esto ha creado una barrera de desconfianza y prevención de mujeres que no quieren sentirse acosadas y hombres que prefieren no acercarse a las mujeres para evitarse malos entendidos. Y finalmente, la reducción de la diversidad en favor de la construcción de códigos identitarios compartidos.

3- Dj´s de Instagram: Se trata de la aparición de un/a nuevo/a personaje en escena. Dj´s con muchos seguidores, perfiles llenos de fotos y videos de alta calidad posando, produciendo o mezclando en algún spot de ensueño y que, sin embargo, al momento de las tornamesas sus mezclas son sólo un poco mejor que las de un aficionado.

Antes de seguir, una aclaración. El asunto con los y las Dj´s de instagram no es que se preocupen de sus redes sociales ni que les falte destreza para mezclar, sino el tamaño de la brecha entre lo que muestran en redes y lo que ofrecen en la pista.

No tiene sentido tirarles hate. Tener un gran perfil y miles de seguidores  es un trabajo que requiere dedicación. Además, su popularidad representa para los productores y organizadores de eventos mayor probabilidad de llenar la fiesta. Y si el evento se llena, más recursos para la escena y más probabilidades de mejorar las producciones, etc.

Lo que sí tiene sentido es preguntarnos por nuestra responsabilidad en este fenómeno. Nuestro cerebro usa atajos para ahorrar energía. Uno de esos atajos se llama el “efecto de arrastre”. Consiste en creer que algo es bueno porque otras personas así lo creen, y así ahorrarnos el esfuerzo de indagar por nuestra propia cuenta.

La cantidad de seguidores se vuelve un criterio inconsciente en el que nos basamos para considerar que tal DJ tiene un gran talento.  La buena noticia es que, en este caso, el esfuerzo de indagar consiste sólo en escuchar música, es un esfuerzo placentero.

En la fiesta electrónica la columna vertebral es la música, si su calidad decae demasiado, todo se derrumba. Es bueno tener presente que cada Dj de Instagram en un line up, es un buen Dj menos.

No quiero cerrar este artículo dando la impresión de que el underground actual es peor que el de antes. No creo que lo sea. Sencillamente en mis trabajos académicos me encargué de identificar y analizar lo más valioso, bello y prometedor que yacía en las capas profundas de la fiesta electrónica pues me interesaba difundirlo ante una audiencia de académicos, funcionarios y ciudadanos que veía con malos del underground. Eran tiempos de persecución policial y política a nuestra fiesta.

Mi observación de la fiesta actual es menos rigurosa y va dirigida a una audiencia que ya participa en los eventos electrónicos y sabe lo bueno que tienen. No creo que sea tan necesario hablar sobre lo valioso, bello y prometedor de la fiesta electrónica actual. ¿o tal vez sí?… Ya veremos.

 

Referencias

Han, Byung-Chul. (2014). La agonía del eros. Herder Editorial.

Naugle, D. (2003). The Platonic concept of love: The Symposium. Unpublished paper, Dallas Baptist University. 

 

[1] Que ha cambiado desde el 2011-2017 que realicé mi primera investigación llamada Tecnologías de la demencia (2012) para postular al título de Sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia.

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