FÚTBOL Y DROGAS.
David Moreno Gómez
Fotógrafo, Voluntario Échele Cabeza
Hablar de fútbol y sustancias, es hablar de una montaña rusa de emociones y sensaciones; para entender mejor este panorama empecemos por explicar lo que genera este deporte en los hinchas:
Cuando nuestro equipo gana un partido de fútbol, la adrenalina se apodera de nuestro cuerpo, saltamos, gritamos, levantamos los puños, nos abrazamos, etc. Esto quiere decir que la amígdala cerebral está desbordando su emoción. Cuando gritamos un gol, es tanta la emoción que se generan altos niveles de adrenalina y dopamina, lo cual nos hace seres totalmente entregados a la emoción. Y es tal la sensación de bienestar que causa la emoción de un gol que su sensación resulta ser muy similar a la que provoca un orgasmo. Cuando una persona realiza algún tipo de compra que le genera satisfacción, los niveles de liberación de dopamina se encuentran alrededor de 150 a 200 nanogramos, y su duración aproximadamente es de no más de 8 horas. Sin embargo, cuando se tiene un orgasmo los niveles se encuentran entre 450 a 550 nanogramos. Este, presenta una duración menor a una hora. Cuando hablamos de fútbol y de que nuestro equipo acaba de anotar un gol se ha demostrado que los niveles se encuentran alrededor de unos 350 a 500 nanogramos, esto quiere decir, que es semejante a la liberación de dopamina que se genera cuando se tiene un orgasmo. De igual forma, cuando ocurre el caso contrario, nuestro equipo pierde, es eliminado o sentimos que se cometió una injusticia; el cerebro también reacciona evidenciando sensaciones como enojo, frustración, ira, ansiedad o tristeza.
Cuando estamos muy tristes la amígdala presenta un proceso de activación mucho más rápido, la liberación de dopamina se da de forma más acelerada; nos enojamos, nos sentimos tristes y frustrados lo que genera un proceso de mayor obsesión. Así lo explica Dr. Eduardo Calixto, Jefe de Neurobiología del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente muñis (México).
Pero, ¿Cómo actúan las drogas sobre el cerebro? Las drogas son sustancias químicas. Actúan sobre el cerebro penetrando el sistema de comunicación del cerebro e interfiriendo con la manera en que las células nerviosas normalmente envían, reciben y procesan la información. Algunas drogas, como la marihuana y la heroína, pueden activar las neuronas porque su estructura química imita aquella de un neurotransmisor natural. Esta similitud en la estructura “engaña” a los receptores y permite que las drogas se adhieran y activen las células nerviosas. Aunque, estas drogas imitan a las sustancias químicas del cerebro, no activan las células nerviosas de la misma manera que los neurotransmisores naturales, haciendo que se transmitan mensajes anormales a través de la red. Otras drogas, como la anfetamina o la cocaína, pueden hacer que las células nerviosas liberen cantidades inusualmente grandes de neurotransmisores naturales o prevenir el reciclaje normal de estas sustancias químicas cerebrales, haciendo que la señal se vea sumamente amplificada, lo que eventualmente trastorna los canales de comunicación. La diferencia se puede describir como la diferencia entre alguien que te susurra algo en el oído y alguien que grita en un micrófono.
Teniendo en cuenta lo que sucede en nuestro cerebro cuando vemos fútbol e ingerimos algún tipo de sustancia psicoactiva o droga, se podría decir que estamos hablando de un poli consumo, ya que el fútbol, en sí genera en sus fanáticos placebos muy similares a los que se siente al ingerir alguna sustancia psicoactiva. Además, si le añadimos las emociones que se viven, bajo los efectos de dichas sustancias podemos potenciarlos, apagarlos o distorsionarlos; algo que genera unos picos emocionalmente muy altos y extremos en unas pocas horas. Estamos hablando de aproximadamente 5 o 6 horas en las cuales la interacción con las sustancias, cruza por una delgada línea entre, la diversión y la violencia, el festejo o el lamento, la felicidad y la fatalidad sin importar si el resultado fue favorable o en contra. Podría deducirse entonces, que los problemas que se generan por el consumo de sustancias en los estadios, parten de la ignorancia y la falta de información sobre los efectos de estas y del precario abordaje sobre esta problemática en la población que asiste a estos espectáculos deportivos, sin importar su estrato social o sus creencias.
Es cierto y no cabe duda de que hay grupos, barras o localidades del estadio en donde se evidencia más la problemática, pero si hay algo cierto es que en todas las localidades se ve un consumo de diferentes sustancias, ya sea, antes, durante o después del encuentro. Lo cual sugiere un verdadero reto, en cómo abordar y hablar sobre el consumo de drogas, en un mismo espacio, donde las emociones están al tope y pueden cambiar en un momento de una manera radical, de la ansiedad a la euforia, de la euforia a la felicidad, de la felicidad, a la tristeza, de la tristeza a la violencia, y así sucesivamente. A gente con una misma afinidad, con códigos y leyes propios, pero de diferentes estratos sociales, con diferentes consumos y dinámicas de consumo.
En lo personal, creo firmemente, que hay que hacer un abordaje serio, que hay que saberlo hacer, que hay que educar a los consumidores de sustancias psicoactivas, a los no consumidores y a todas las autoridades y personas que hacen parte del espectáculo del fútbol, sobre las sustancias y lo que estas pueden generar cuando interactúan en un espacio, en donde ya hay, unas emociones al límite, y en donde no se dejará de consumir.