¿Mi relación con las sustancias me está alejando de la vida que quiero vivir?
Reflexiones y estrategias sobre el consumo de sustancias en el marco del mes de la prevención del suicidio
Sofía Posada
Nicolás Fernandez
Juan Pablo Langlade
El pasado 10 de septiembre se llevo a cabo el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. En el marco del mes quisiéramos centrar nuestra atención en un tema que, dado el contexto social actual, juega un papel crucial en el bienestar emocional y mental de muchas personas: el consumo de sustancias y su relación con la salud mental. En algunos casos, el consumo de sustancias psicoactivas puede estar vinculado a un sufrimiento emocional intenso, actuando tanto como un síntoma de malestar como un factor que puede agravar condiciones de riesgo, incluido el suicidio. Esto es especialmente evidente en quienes recurren a las sustancias para lidiar con emociones como la tristeza, la soledad o la preocupación. El consumo de drogas, sean legales o ilegales, puede ofrecer un alivio temporal ante el dolor emocional. Sin embargo, algunos posibles efectos secundarios del consumo crónico, como la dependencia, la pérdida de control o el deterioro de las relaciones personales pueden intensificar los estados emocionales que se pretendían mitigar en un inicio.
Reconocer algunos de los signos que pueden estar evidenciando un consumo problemático o dependiente puede ser útil para establecer límites, prevenir riesgos, mitigar daños y gestionar el placer cuando se toma la decisión de consumir sustancias. Los consumos problemáticos o dependientes están relacionados con diversos factores multicausales y estructurales que se salen de la mera voluntad personal, pero identificar cuando estas situaciones están ocurriendo puede ser útil para realizar cambios o buscar algún tipo de apoyo.
Funcionalidad y tipos de consumo
El consumo de drogas más allá de ser una problemática en algunos casos, es un fenómeno complejo que ha enmarcado la historia de la humanidad. El consumo cumple diversas funciones en la vida de las personas y las comunidades, y estas varían según el contexto individual y social. Desde una perspectiva de reducción de daños, entendemos que el consumo no siempre responde a una lógica patológica, sino que en muchos casos se relaciona con la búsqueda de placer, mejora de la experiencia social, o la experimentación con diferentes estados de conciencia. En otros casos, el consumo cumple una función instrumental, ayudando a la persona a manejar el estrés, el dolor emocional o incluso facilitar el rendimiento en actividades laborales o recreativas. Además, se encuentra el consumo terapéutico, en el cual algunas sustancias se emplean con fines médicos para tratar condiciones de salud física o mental bajo supervisión profesional. Otra función es el uso ritual o espiritual, observado en diversas culturas, donde las sustancias tienen un significado simbólico y un rol en ceremonias de sanación o conexión espiritual. Sin embargo, cuando las sustancias se convierten en el medio principal para gestionar el malestar emocional, el consumo puede adquirir una función de escape o evitación, incrementando el riesgo de dependencia. Reconocer estas funciones permite comprender el consumo de una manera más comprensiva e integral.
Además de las funciones se pueden reconocer los tipos de consumo. Aunque se pueden definir otras categorías, algunas de las más comunes son las siguientes:
- Experimental: Este tipo de consumo ocurre cuando una persona prueba una sustancia por primera vez o en un número limitado de ocasiones. Generalmente, se da por curiosidad o por influencia de su entorno. Es más común en adolescentes y jóvenes, aunque puede presentarse en cualquier edad o etapa de vida, y no implica un uso regular ni la intención de continuar consumiendo.
- Ocasional o recreativo: se caracteriza por su uso esporádico y enmarcado en contextos de ocio, principalmente en situaciones sociales donde se busca compartir momentos agradables y placenteros con amigos o personas de confianza. Aunque este tipo de consumo se presenta de manera más regular en estos entornos, no se convierte en la actividad central del tiempo libre, sino que es una parte más de la experiencia recreativa. En general, no se utiliza como un escape o solución a problemas, y rara vez se pierde el control. Además, quienes lo practican no suelen consumir en solitario ni experimentan con sustancias o métodos de administración de alto riesgo.
- Habitual: se caracteriza por un uso más frecuente y regular de una sustancia, lo cual generalmente ocurre después de haber pasado por fases previas de experimentación o consumo ocasional. La persona suele tener una droga de preferencia, elegida tras haber probado otras, y un gusto por las sensaciones que esta le produce (Barra y Diazconti, 2013). En esta etapa, tanto la frecuencia como la cantidad de consumo tienden a aumentar, y la sustancia comienza a jugar un papel importante en la vida de la persona, cumpliendo una función en su rutina. Es común que este consumo se repita, y dependiendo de la sustancia, puede llevar al desarrollo de una dependencia física o psicológica.
- Abusivo: se refiere a un patrón de uso de sustancias que implica conductas dañinas o riesgosas, caracterizadas por consumo excesivo o en situaciones de alto peligro, como el uso en lugares o momentos inapropiados que pueden poner en riesgo la seguridad personal o de terceros. Además, a medida que este patrón avanza, es común el desarrollo de una tolerancia creciente a la sustancia, lo que lleva a la necesidad de consumir más para obtener los mismos efectos, y puede surgir una dependencia psicológica progresiva (Pinzón, 2023).
- Problemático: se distingue por el impacto significativo y negativo que el uso de sustancias tiene sobre la vida de la persona, tanto en términos de salud como en el ámbito social. Este tipo de consumo está marcado por la aparición de consecuencias visibles en la salud, como enfermedades crónicas, y un deterioro progresivo en las relaciones sociales, lo que puede llevar al aislamiento y a la adopción de conductas problemáticas (Barra y Diazconti, 2013). Asimismo, el consumo interfiere en el cumplimiento de responsabilidades laborales, académicas o familiares, agravando las consecuencias negativas en la vida de la persona.
- Dependiente: se desarrolla de manera abrupta o progresiva, según la sustancia utilizada, y se caracteriza por la incapacidad de dejar de consumir sin experimentar síntomas físicos y/o psicológicos desagradables. La vida de la persona gira en torno a un ciclo compulsivo de conseguir, consumir y buscar más, lo que genera una sensación de pérdida de control. El deseo de consumir se vuelve irresistible, acompañado de una intensa ansiedad cuando el efecto de la sustancia disminuye, que solo se alivia al volver a usarla. Existen dos tipos de dependencia: la física, donde el cuerpo desarrolla tolerancia y requiere dosis mayores para lograr el mismo efecto, provocando síntomas de abstinencia al interrumpir el consumo, y la psicológica, caracterizada por una necesidad emocional de consumir para aliviar el malestar mental. Este patrón afecta profundamente la vida diaria, causando graves consecuencias físicas, emocionales y sociales (Barra y Diazconti, 2013).
¿Cuáles son las “red flags” cuando hablamos de consumo?
Según el último reporte mundial de drogas (UNODC, 2024) se estima que aproximadamente el 13% de las personas que consumen sustancias psicoactivas desarrollan algún tipo de consumo problemático o dependiente. Aunque esta cifra muestra que la mayoría de los consumidores pueden mantener un uso funcional de las sustancias, también subraya el riesgo real de desarrollar problemas mayores relacionados con el consumo. El paso hacia un consumo problemático o dependiente no siempre es evidente, pero ciertos patrones de comportamiento pueden ser indicativos de una transición hacia un consumo de mayor riesgo.
Para ayudarte a identificar si el consumo ha pasado a un nivel problemático o dependiente, considera hacerte las siguientes preguntas:
- ¿Sientes que no puedes controlar el consumo? La sensación de pérdida de control sobre la frecuencia o cantidad de consumo es uno de los signos más evidentes de que el consumo se está volviendo problemático.
- ¿Has deseado poder dejar de consumir, pero no lo has logrado? Los intentos repetidos de reducir o detener el consumo, sin éxito, pueden ser una señal de dependencia.
- ¿Hasta qué punto ha sido difícil dejar o estar sin consumir? La dificultad para dejar de consumir o la aparición de síntomas de abstinencia al intentar hacerlo son señales claras de dependencia.
- ¿Pasas mucho tiempo consumiendo o recuperándote del consumo? Cuando el consumo empieza a ocupar gran parte de tu tiempo, afectando otras áreas de tu vida, es probable que estés cruzando un límite hacia el consumo problemático.
- ¿Sientes deseos fuertes o ganas intensas de consumir? La presencia de “cravings” o deseos intensos de consumir una sustancia puede ser otro indicio de que el consumo está adquiriendo un carácter problemático.
- ¿El consumo te ha causado problemas con familiares, amigos o compañeros? Las relaciones dañadas debido al consumo son una señal de advertencia clara. Si tus seres queridos te han expresado preocupación o has notado conflictos relacionados con tu consumo, es importante prestar atención a estos signos.
Además de estas preguntas, es importante observar el impacto que el consumo tiene en tu vida cotidiana. Si afecta negativamente tu salud física, mental, tus relaciones o tus responsabilidades, es posible que estés desarrollando una dependencia o consumo problemático.
También, se han identificado ciertas características que pueden señalar el desarrollo de un consumo que puede estar tornándose problemático o dependiente. Estas incluyen la tolerancia, definida como la necesidad de consumir mayores cantidades para lograr los mismos efectos o la reducción notable de los efectos con la misma cantidad; la abstinencia, que provoca síntomas físicos o emocionales al cesar el consumo de la sustancia; y el alto consumo, donde la persona usa grandes cantidades o durante períodos más largos de lo previsto. Además, se observa un deseo persistente de controlar o reducir el consumo sin éxito, así como el mal uso del tiempo, con un empleo excesivo de este en actividades relacionadas con la sustancia. El abandono de actividades sociales, laborales o recreativas importantes, y el consumo continuado a pesar del conocimiento de los daños que este puede causar, también son señales clave de un problema de consumo que puede requerir intervención. Identificar estos signos tempranos puede ser clave para tomar medidas preventivas antes de que el consumo tenga consecuencias más graves.
¿Qué estrategias me pueden ayudar a gestionar mi consumo?
Registrar el consumo
Es aconsejable monitorear el consumo a través de un registro para que tengas claridad de qué drogas estás consumiendo, en qué cantidad, con qué frecuencia y en qué situaciones. Esto lo puedes hacer tanto de manera virtual como en una libreta destinada para esto. Registrar va a permitirte darte cuenta de cuándo tu consumo está aumentando demasiado, lo estás usando para cumplir una función de regulación emocional o cualquier otra función de las ya explicadas previamente. El monitoreo de consumo nos puede ayudar como una herramienta para indicarnos cuándo debemos tomarnos pausas de consumo o breaks de tolerancia, para ayudarnos en la disminución gradual del consumo si esto es lo que deseamos o para tener claridad respecto al policonsumo que estamos teniendo.
Buscar actividades alternativas a consumir
Si consideras que estás empleando mucho tiempo consumiendo o recuperándote del consumo, es fundamental que encuentres actividades en tu vida que no estén relacionadas con el consumo o con los espacios de consumo, que te generen placer y bienestar. Esto puede incluir actividades artísticas o culturales, deportes u otro tipo de actividades sociales que no ocurran alrededor del consumo de SPA. Esto con el propósito de que las sensaciones agradables que experimentas no estén solo asociadas con el consumo, y puedas aprender a sentir placer de muchas otras maneras y en muchos otros contextos. Recuerda el consejo de nuestras abuelas “no podemos tener todos los huevos en una misma canasta”.
Explorar otras maneras de regular tus emociones
Además de buscar actividades alternativas a consumir que generen bienestar, es importante también vigilar la función del consumo cuando lo hacemos para evitar el malestar. Esto implica encontrar otras maneras de regular los estados emocionales desagradables que pueden ser difíciles de transitar. Esto implica familiarizarnos con nuestras emociones, entenderlas y permitirnos sentirlas y transitarlas en lugar de evitarlas. Estrategias como la respiración profunda, la meditación, el ejercicio físico, llevar una dieta saludable, escribir un diario emocional, expresar tus emociones a través del arte o hablar con alguien de tu círculo que sepa escuchar y validarte sin juzgar pueden ayudarte a procesar esas emociones. Asimismo, practicar técnicas de regulación emocional, identificar y etiquetar lo que sentimos, reconocer la influencia de nuestros pensamientos, o simplemente dar espacio a nuestras emociones, puede permitirnos gestionar mejor el malestar sin recurrir al consumo. Por supuesto, si nada de esto funciona, es ideal que busques atención profesional.
Si tienes preguntas sobre tu salud mental y consumo, o buscas orientación personalizada, agenda una cita con nosotros en el servicio de Orientación Psicológica de Échele Cabeza. Estamos aquí para ayudarte a aprender sobre consumo responsable, moderar tu consumo o abordar cualquier preocupación desde un enfoque de reducción de riesgos y daños, basado en la evidencia y sin estigma. ¡Te invitamos a conocernos!
Referencias
Barra, A., & Diazconti, R. (2013). Guías para el Debate “Las diferencias entre el uso, el abuso y la dependencia de las drogas”. http://www.espolea.org/uploads/8/7/2/7/8727772/gpd_uso_abuso_final.pdf.
Pinzón Gómez, C. (2023). Prevención de riesgos y reducción de daños: Abordaje, conceptos y estrategias. Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas – CESED. https://cesed.uniandes.edu.co/wp-content/uploads/2023/11/DocumentoTematico_PrevencionYReduccion.pdf
United Nations Office on Drugs and Crime [UNODC] (2024). World Drug Report 2024. United Nations. https://www.unodc.org/unodc/en/data-and-analysis/world-drug-report-2024.html